lunes, 14 de abril de 2014
¡Juicio a la Razón! Una divertida crónica de la filosofía de Kant, y otras sorpresas...
Ya sabéis que la filosofía de Kant consiste en un análisis crítico de la razón en su uso teórico y práctico. Por lo primero Kant establece su teoría del conocimiento y la imposibilidad de la metafísica (la razón pura) como ciencia. Por lo segundo propone una teoría ética fundada en esa misma razón pura y en la suposición de las ideas de la metafísica. Ambas aportaciones de Kant a la filosofía (su teoría del conocimiento y su teoría ética) las presentó en dos de sus obras más importantes: la Crítica de la razón pura, de 1781, en la que presenta su teoría del conocimiento, y la Crítica de la razón pura práctica, de 1788, en la que expone su teoría ética. En ambas Kant asegura que su objetivo es hacer un "juicio" a la razón (en su uso teórico y práctico) para averiguar si son legítimas sus pretensiones (las de la razón) de explicarlo todo (la metafísica) y de poder determinar lo bueno y lo malo (la ética).
Nuestro querido cavernicolega, Juan Antonio Negrete, nos presenta esta divertida crónica de estos dos "juicios" a la razón, en dos partes. Esta (pulsar con el ratón en la palabra) dedicada a la razón en su uso teórico (el conocimiento). Y esta otra (pulsar) dedicada a la razón práctica (la ética).
No os lo perdáis, tampoco el encuentro entre Kant y Platón tras el juicio.
Ah, os enlazo también unas imágenes del célebre partido de fútbol Alemania-Grecia en el que participó Kant y en el que podéis ver también las primeras imágenes de nuestro próximo filósofo: Karl Marx...
A ver tengo muchas dudas sobre la ética de Kant, y siempre se me olvidan preguntarlas luego en clase, así que mejor lo escribo por aquí al menos para estructurar las preguntas.
ResponderEliminarCuando retoma la metafísica aplicada a la moral...
"Como almas libre buscamos afirmando en la virtud respetando las leyes morales, como seres sensibles necesitamos la felicidad que da la conformación con las leyes naturales..."
Luego, hace entender que el perfecto equilibrio entre la virtud y la moral, es Dios.
Entonces,¿Esto quiere decir que este equilibrio es inalcanzable? Supongo que sí, porque sino seríamos Dios, pero ¿Es imposible vivir en armonía contigo mismo?
¿Tanto nos arrastran los impulsos sensibles que no podemos obedecer a la moral?¿O tanto la moral que no nos deja ser felices?
Creo que quizás sea el proceso el que te hace "equilibrado" porque si no hubiese búsqueda de ésta armonía, no habría motor, movimiento, no sentiríamos la necesidad de cambio,de hacer, seríamos Dios. Pero no se si lo estoy entendiendo bien...
Otra cosa es que si existe una moral objetiva, por qué siempre hay tanta discrepancia. Vale, a diferencia de la estructura trascendental, esto no es un "hecho" fijo sino que tenemos libertad (somos almas libres) pero ¿en qué se basaría una moral para ser virtuosa? En ser autónoma, universal...Pero nunca se llegan a consensos morales entre humanos, siempre hay controversia, y muchas veces la solución es ceder...
Y por último y ya me callo. ¿Que la metafísica es un postulado de la razón práctica basada en una fe racional? ¿Tanto para después caer otra vez en una fe "necesaria"? Supongo que Kant nunca paró de pensarlo, pero...¿Se conformó? O no le daría tiempo a más...
Uff, perdona la parrafada pero me cuesta sintetizar -.-"
Hola Alicia. Lo primero felicidades por tener esas dudas. Si dudar es la garantía de que existimos, tú existencia se acrecienta por momentos :-).
EliminarIntento responder a tus cuestiones.
La identidad entre virtud y felicidad es para Kant, como para tantos otros, un "desideratum", una especie de deseo infinito que orienta nuestra existencia, aunque nunca lleguemos a alcanzarlo, al menos en esta vida, que es la única que podemos conocer (recuerda la crítica kantiana a la metafísica). Ahora bien, aunque no podemos conocer qué hay más allá de esta vida, si podemos suponer que la hay, pues en algún "lugar" ha de darse el cumplimiento de ese deseo infinito. Por eso dice Kant que la inmortalidad del alma (la infinitud de la existencia humana) y la existencia de un mundo trascendente e ideal (donde seríamos como Dios), son "postulados" (supuestos) de la razón práctica (es decir, del razonamiento aplicado a la vida moral). Su argumento es que, si no admitiéramos este postulado, la vida moral sería completamente absurda: ¿para qué esforzarnos en ser virtuosos, y en lograr la armonía entre virtud y felicidad, si nuestra vida fuera limitada? A un deseo infinito le ha de corresponder una existencia infinita. Otra opción sería condenarnos al absurdo. Entretanto, nuestra vida terrenal, como tú dices, encuentra su "virtud" propia en ese proceso o búsqueda que indicas. Si bien Kant cree que debemos priorizar la virtud sobre el anhelo de felicidad. Hay que vivir, dice, no para ser felices, sino para merecerlo...
En cuanto al asunto de la discrepancia, Kant no niega que esta exista, como un hecho moral, lo que niega es que esta sea, por principio, irresoluble. En todo asunto complejo (y la moral, el problema de qué debemos hacer con nuestra vida y con los otros, es un asunto muy complejo) es normal la discrepancia, es decir: el error. Se discrepa no por que haya posturas igualmente válidas, sino porque no somos capaces de ver todos a la vez cuál es la objetivamente verdadera y válida para todos. En cualquier modo (y esto lo añado yo), también en el campo del conocimiento hay discrepancias, tantas, proporcionalmente como complejo es el asunto que se trata de conocer. Hasta en saberes tan exactos como las matemáticas (exactitud que se logra al precio de simplificar "artificialmente" lo complejo) hay mucha discrepancia cuando se abordan temas complejos...
En cuanto al tema de la "fe racional", suena extraño, sí. Kant ofrece argumentos racionales para admitir las ideas metafísicas como postulados de la razón práctica. Su principal idea, como te decía, es que el mundo (y la vida humana) serían absurdos sin esos postulados. Pero no puede ser que el mundo sea absurdo (sería imposible, entonces, concebirlo, ni siquiera como "algo absurdo"). Por otra parte, Kant no era un filósofo ateo, sino creyente (tuvo una fuerte formación religiosa). Y, desde luego, aciertas al imaginarlo como un inconformista, es decir, como un filósofo. Hasta el último día de su vida lúcida estuvo dándole vueltas y vueltas a sus teorías y escribiendo sin parar. Nunca se conformo. Acuérdate de su famosa frase: no se enseña filosofía, sino solo a filosofar (porque no hay nada seguro ni definitivo en filosofía). Su propia vida fue un ejemplo de esto.
Espero que te hayas sido útil.
p.d. Y no se te ocurra callarte, lo que dices es muy interesante, y da mucho que hablar.