jueves, 1 de octubre de 2015

La naturaleza de la naturaleza. Phýsis y Arkhé.


El problema más fundamental de la filosofía es siempre el mismo: saber qué es la realidad. O como decían los primeros filósofos griegos, saber qué es la “physis (la “naturaleza”). Ahora bien, para conocer la naturaleza no basta con observarla. Lo único que inmediatamente observamos en ella es un montón de cosas o seres en perpetuo movimiento y cambio. En otras palabras: un caos (ya lo decían los mitos: al principio era el caos...). Y no solo es un caos a la vista, también lo es al entendimiento. Si las cosas son muchas (nos dice la razón), han de ser infinitas (no hay dos sin tres, ni tres sin...). En el espacio (infinitamente divisibles) y en el tiempo (infinitamente cambiantes). Pero si las cosas son infinitas han de ser también infinitamente diferentes unas de otras (y cada una de sí misma). Ahora bien, ¿qué cosa puede ser algo que no tenga nada en común con las demás cosas? ¡Ni siquiera tendrá en común el ser "cosa"! ¿Y qué será algo que no tenga nada en común consigo mismo? ¡Ni siquiera podrá ser "algo", pues todo lo que es es, al menos, igual a sí mismo!... Además. ¿Por qué son como son estas extrañas y presuntas "cosas"? ¿Por qué se mueven y cambian tal como lo hacen?... Así planteado. A poco que lo veamos y pensemos, el mundo es algo caótico, imposible, inexplicable... 

¿Y podemos vivir así? No. Nadie puede vivir pensando que todo lo que pasa (y le pasa) es caótico, ilógico, inexplicable. Nuestra razón se rebela ante todo esto y busca dar orden a las cosas, explicarlas, someterlas a la lógica. 

¿Cómo lo hace

Imaginad que sois unos inteligentes extraterrestres y aterrizáis en una selva llena de todo tipo de seres en movimiento (plantas, animales...) que jamás habéis visto.
Vuestra razón se pondría inmediatamente a trabajar. En primer lugar reduciría las diferencias: unificaría ciertas cosas como partes de un mismo objeto o ser (uniendo todas las partes, por ejemplo, de un león --o como quieran llamarlo ellos--, o las partes de un árbol determinado, etc.). Luego unificaría unas cosas con otras, descubriendo lo que tienen en común (por ejemplo, todas las cosas que compartan ciertas características permanentes serán animales, otras con otras características serán plantas, etc.). 

Finalmente, es posible que la razón se preguntara por lo que todas las cosas (sean del tipo que sean, e incluyéndose a sí misma) tienen en común. A este elemento constitutivo y permanente de todo, es decir, a lo que todas las cosas son siempre, por muchas y diferentes que sean, y por mucho que cambien, le llamaban los filósofos griegos, el “arkhé” o principio de todo. 

Pero con esto no basta. Dado que todo está moviéndose y cambiando, la razón también busca poner orden en el cambio, y para ello busca descubrir las causas y las leyes (no cambiantes) que gobiernan o determinan los cambios, es decir, que explican por qué, cómo y para qué ocurren esos cambios, permitiendo predecirlos y estar prevenidos frente a ellos. A estas causasleyes supremas del cambio también las incluían los griegos en el concepto de “arkhé” o principio de todo.



Así, frente a la experiencia de la naturaleza (physis) tal como se aparece a nuestros sentidos (caótica: plural, cambiante), la razón busca ordenarla, descubriendo o estableciendo un principio supremo de orden (arkhé) que es, a la vez:
Un principio constitutivo: lo común a todo, la unidad de las diferencias, lo que todas las cosas son siempre en el fondo, lo permanente de lo cambiante, de lo que todas las cosas “están hechas”, de donde todo viene y a donde todo vuelve, etc.
Un principio causal o fuerza: lo que lo mueve todo, dándole movimiento y vida.
Un principio legal: la ley suprema según la cual se mueve todo en un cierto orden.

Si “physis” significa “naturaleza” (en el sentido de todo lo que hay, el conjunto de las cosas que vemos, etc.), “arkhé” significa algo así como la “naturaleza de la naturaleza”, es decir: su principio o ser común y permanente que lo causa y lo gobierna todo según ley. La “arkhé” es, así, algo omnipresente, eterno, causa animadora de todo, y que todo lo gobierna. No es raro que para muchos filósofos presocráticos la “arkhé” fuera una entidad divina.

Ahora bien. La "arkhé" no es la respuesta a nuestros problemas. Es solo la presunción de que la respuesta puede existir. Ahora nos toca averiguar qué es lo que puede ser esta buscada "arkhé" o principio de todo. 

¿Seguimos?

Aquí tenéis la presentación de clase.
 

¿Basta observar el mundo para entenderlo? ¿Qué más cosas hay que hacer?
¿Cómo crees que soluciona el problema de la arkhé la religión? ¿Y la ciencia actual?

6 comentarios:

  1. Para entender el mundo además de observarlo y entender su apariencia tenemos que buscar dentro de esa apariencia lo que es la realidad.Pues,como en todo ámbito 'las apariencias engañan'.
    Desde mi punto de vista la religion soluciona el problema de la arkhé dando como explicacion a ésta la figura de dios, el que todo lo crea, el que lo es todo.
    La ciencia sin embargo, busca de manera demostrable cual es ese punto en común esa arkhé, pero en realidad no soluciona el problema porque nunca termina de buscar.

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    1. Muy bien, Laura. ¿Qué hacemos entonces con este problema (el de la arkhé)? Religión, ciencia... ¿Hay alguna otra opción?

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  2. No, para comprender el mundo debes tener una idea racional de él, para ello la visión puede ser útil pero no es suficiente. La religión,como siempre, se refugia en la fe en Dios y se excusa en su creación. Para la ciencia, el arkhé es simplemente lo material y no se distingue de su physis

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  3. Para entender el mundo no sólo hay que verlo y experimentar con él, claro: hay una serie de mecanismos por debajo de todo ésto que no pueden, ni deben, ser ignorados, a fin de entenderlo todo mejor. Usar la lógica para entender el mundo con más lógica, valga el uso innecesario de la misma palabra.
    La religión ofrece una visión basada en la fe. No hay nada más que ello: Todo puede ser mientras creas. La ciencia actuaría, pues, de contraparte de ésta; en otras palabras, no por creer algo es, si no por existir empíricamente.

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  4. Si me preguntas a mi el gran problema no es un problema, simplemente viene siendo la vida misma, cuando se llega a la tragedia la única solución es la convivencia, la verdad no es posible en ningún sentido, ni siquiera en uno mismo... Resulta siendo siempre un estado de "soporia" el día (Que claramente no llegara) que se descubra la verdad misma el mundo la vida y lo que somos acabara.

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