Pese
a su furiosa crítica a toda metafísica, Nietzsche también tiene, en cierto modo, la suya propia (lo confiese o no): una especie de "metafísica antimetafísica". Su concepción (o intuición) de la realidad puede condensarse en torno a tres ideas: (1) la realidad es lo que parece; (2)
la realidad es voluntad y poder; (3) la realidad es eterno retorno.
La
realidad es lo que parece.
Según Nietzsche, desde
Parménides y Platón los filósofos se han empeñado en hacernos creer que lo
real está más allá de la "apariencia". El argumento favorito de estos filósofos es que lo que se nos
aparece a los sentidos es imposible de "fotografiar" con la razón (se mueve
demasiado), así que tiene que haber “otra” realidad, más quietecita (eterna, inmutable...), que sea la
verdadera.
Para Nietzsche esto no es un argumento, sino más bien la expresión de una
necesidad psicológica: la de creer que el mundo está hecho a la
medida de nuestra razón. ¿Por qué esta necesidad? Por otra, aún mayor, de
seguridad y control. ¡Qué intranquilidad si el mundo no fuera racional y
previsible!... Ahora bien, el precio a pagar por esta tranquilidad es el de
adorar un cadáver exquisito (la falsa idea de un mundo racional) y,
consecuentemente, el de convertirnos en unos zombis o muertos en vida...
Desvelado
este ardid psicológico, no hay más remedio (ni más gozo) que afirmar que el único
mundo es el que se nos aparece delante (sin dobles, sin ningún “más allá”, fenómeno
puro). Y que eso que nos aparece es tal como parece: un
continuo devenir, una guerra perpetua de contrarios (como decía el viejo Heráclito),
una fuerza viva y ciega (como clamaba Schopenhauer), que se reproduce
a sí misma sin principio ni final, sin causa ni objetivo, sin otra necesidad o
razón que la de existir por existir...
La
realidad es voluntad y poder.
Si
esa grandiosa energía en movimiento que es la realidad tuviera voz y conciencia
(digamos que su voz y conciencia sería Nietzsche), y le preguntáramos que por qué hace todo lo
que hace, su respuesta sería esta: porque
quiero.
Y si le preguntáramos que por qué quiere respondería: porque sí, porque puedo, y porque lo quiero y basta… La raíz última de la realidad es, así, pura voluntad, puro
querer, sin otra causa o fin que sí mismo: querer por querer. Puro poder ciego. Voluntad de poder…
No
es extraño que algunos nazis sintieran atracción por este aspecto del
pensamiento nietzschiano (aunque hay que añadir que Nietzsche no hubiera sentido lo mismo por ese rebaño de esclavos amantes del
folklore patrio y del “querido líder” que eran los nazis).
La
realidad es eterno retorno.
Si
la realidad es pura voluntad de actuar, sin otra causa o fin que sí
misma, sin principio ni final, en una eterna lucha de contrarios que se
alternan, su devenir (su desarrollo) ha de ser circular, infinito, eterno... El tiempo lineal al
que estamos acostumbrados, en el que se pasa de lo viejo a lo nuevo, en que se
progresa desde este mundo al “otro” mejor y más verdadero, y en que se vende el presente
como medio para el fin futuro… Todo ese tiempo de la historia es falso. ¿Por qué,
si no, nunca vemos llegar ese “fin”?.. No hay más cera que la que arde, en ese
eterno fuego que constantemente se apaga y se enciende y que es el mundo. Todo vuelve a suceder
siempre igual. Eso es la realidad: una eterna danza circular. Un presente infinito
que hay que aceptar con infinito amor y ante el que no cabe arrepentimiento
alguno, pues en él todo está siempre volviendo a pasar...
Hola Victor, soy Ana Paredes de 2ºA
ResponderEliminarNo me queda muy clara la actitud de Nietzche.
Como podria definirlo si no da ninguna respuesta a lo que se le pregunta como por ejemplo la que de porqué quiere hacer algo? si no hay una respuesta clara alomeojor no sabe por que quiere hacer una cosa no? para mí porque quiero no es una respuesta pero como has dicho en clase, siempre buscamosuna respuesta coherente a todo aunque no la tenga.
Este filósofo si dice que tenemos que hacer lo que queremos en el momento que queramos, no seria un caos este mundo?
Tengo muuuuuuchas dudas!!!
Hola Ana. Ten paciencia, ya verás como se te va aclarando la posición que mantiene Nietzsche. Hasta ahora no hemos dicho gran cosa. Que para él la realidad es el mundo inmediato que vemos, la vida, el momento presente. Y que todo esto (el mundo, la vida, el presente) no necesitan ninguna justificación racional para ser considerados como valiosos. El mundo, la vida, etc., valen por si mismos. Son la expresión de un deseo o voluntad de existir que son valiosos en sí. Todo lo que queremos lo queremos (o deberíamos querer, dice Nietzche) para vivir con más intensidad. El fin es vivir cada momento con toda la plenitud posible. Y este deseo ya no es para ninguna otra cosa, sino por si mismo. Vivir con plenitud la vida es lo más importante. Por eso, la pregunta de para qué querer vivir se responde así: porque sí, es decir, porque vivir es ya lo más importante, lo que da sentido a todo lo demás.
ResponderEliminarEn cuanto a que este mundo sea un caos, no te preocupes, ¡este mundo ES un caos, según Nietzsche! Así que lo mejor es que te acostumbres a esa idea y que aprendas a ser feliz con ella.
Y si tienes muchas dudas, mejor, eso es que eres ya filósofa.
Ánimo.
Hola víctor, quería preguntarte que piensa este tal Nietzsche! acerca de la muerte, digamos para expresarme mejor piensa que la vida termina con la muerte? no hay nada mas alla... y también si me podrías guiar un poco sobre q piensa de los sueños.
EliminarHola Vladimir. Nietzsche renegaba frecuentemente de cualquier concepción trascendente de la vida y, por tanto, de la muerte. No hay un "más allá" de la vida. Todo lo que hay es vida en constante generación y regeneración, nacimiento y muerte. En cierto modo todo se muere constantentemente, sin remedio, pues todo está cambiando siempre. Pero en otro modo todo instante es eterno, pues todo vuelve a retornar una y otra vez. Para más detalles puedes leer este artículo:
Eliminarhttp://revistas.um.es/daimon/article/viewFile/11711/11291
Sobre los sueños no recuerdo ahora nada significativo en los textos de Nietzsche,
Saludos.