jueves, 31 de octubre de 2013

Escenas de la vida de las ideas platónicas (II)



Idea2.- He estado con otras ideas y, mira, que no veo claro esto de que existan las ideas y su mundo y todo eso.
Idea1.- ¿Es que no tienes espejo en casa?
Idea2.- Qué graciosa, ¿y para qué me serviría si no tengo cuerpo ni cara?
Idea1.- Era una metáfora. Las ideas no pueden reflejarse en un espejo, pero pueden reflexionar y especular sobre sí mismas. Reflejo, reflexión… ¿Lo pillas?
Idea2. - ¿Y qué es especular?
Idea1.- Estar juntitas, como tú y yo ahora. Los hombres lo llaman pensar, relacionarnos a unas y otras sin otro límite que las reglas lógicas.
Idea2. - ¿Las reglas qué?
Idea1.- Según otras ideas, a las que llamamos lógica. Déjalo. ¿Qué es lo que no te crees de ti misma?
Idea2.- Las ideas con las que he estado dicen que las tuyas están más pasadas que escribir con cincel.
Idea1.- ¿Y crees que a ideas exigentes consigo mismas, como somos nosotras, ha de importarnos lo que se diga o deje de decir?
Idea2.- Es que estas dicen que las ideas más admirables hoy en día, que son las de la ciencia, demuestran que las tuyas están anticuadas.
Idea1.- Y qué ideas tan admirables son esas y qué es lo que demuestran.
Idea2.- Las ideas de la física, la biología, la matemática y muchas otras demuestran que lo que realmente existen son las cosas de carne y hueso, las aceitunas y los caballos concretos, y que nosotras, las ideas, no somos más que un producto del cerebro, que también es una cosa con carne y con hueso.
Idea1.- ¿Y cómo lo demuestran? Desconocía que esas ideas tuvieran tanta amistad con las ideas filosóficas que son, según dicen, las que se ocupan de la idea de lo que existe y lo que no.
Idea2.- Bueno, demostrarlo no sé, pero parece obvio que ellas, las ideas científicas, estudian esas cosas de carne y hueso, los hechos, les llaman a veces. Y como son tan famosas, no creo que lo sean por nada, y menos por estudiar cosas que no existan.
Idea1. - ¿Pero qué es un hecho? ¿Será acaso aquello que tiene en común con todo los demás hechos?
Idea2.- ¡Oh no, por favor, no empieces de nuevo!
Idea1.- ¿No querías hablar otra vez de hechos, tal como hablamos ayer de los caballos y las aceitunas? Pero está bien. Responde entonces a esto. ¿Qué es lo que estudia el matemático? ¿Llamarías hechos a cosas tales como rectas, triángulos, números o similares?
Idea2.- ¿Por qué no?
Idea1.- ¿Dónde tienen la carne y el hueso? ¿Tendrá una recta las dimensiones de un objeto de los que solemos llamar “físicos”? ¿Crees que los triángulos nacen, crecen y mueren, como las polillas? ¿De qué color tendría la piel o la corteza un dos? Por cierto, que expresión más divertida: un dos.
Idea2.- Vale. Lo acepto, no son cosas físicas. Los objetos matemáticos son abstracciones de la mente.
Idea1.- O más bien producto del cerebro, dirían tus amigas. Pero dejemos eso ahora. ¿Son también producto de nuestras pobres cabezas las leyes que estudia el físico o el químico?
Idea2.- Pues, ahora que lo dices…
Idea1.- Lo digo porque es difícil imaginar que las leyes sean un hecho más entre los hechos, aunque sean hechos tan sutiles como los que, según dicen, ocurren en la mente.
Idea2.- De momento, no podrían explicar los hechos si ellas mismas fueran hechos que explicar.
Idea1.- Exacto. Además, caso de ser las leyes hechos físicos, sería ridículo imaginarlas así. Supón, por ejemplo, que la ley de la gravedad fuera del mismo tipo de cosa que las manzanas que caen al suelo, o que la ley de la evolución evolucionara y cambiara ella misma, como un vulgar gusano, en tanto permanece a la vez explicando, quieta y rígida, sus propios cambios.
Idea2.- Ridículo del todo. Debe ser que también las leyes son un fruto del cerebro de los físicos.
Idea1.- ¿Cómo? ¿Dices que las leyes no son como las manzanas pero que son un fruto del cerebro de carne y hueso de los físicos? ¡No te parece milagroso que de lo que es físico brote lo que no puede serlo! Además, ¿qué diremos de las leyes del cerebro, también serán un fruto cerebral las mismas leyes por las que el cerebro germina leyes?
Idea2.- Parece raro, sí.
Idea1.- ¿Y qué me dices de todo lo demás que estudian los científicos, las fuerzas, el espacio o el tiempo, la reproducción, la fotosíntesis y todo lo demás: serán todas estas cosas objetos o seres físicos?
Idea2.- ¿Cómo no?
Idea1.- Si todo lo físico está sujeto a fuerzas y ocupa espacio, ¿sabrías decirme que fuerzas afectan a la fuerza, o que espacio es el ocupado por el espacio?
Idea2.- Ni idea.
Idea1.- Tal vez pienses que la reproducción se reproduce ella misma, por esporas o por parejas, y que la fotosíntesis busca el sol para hacer lo que ella misma concibe.
Idea2.- Todo eso es absurdo. Lo que tú dices son conceptos, que viven en la mente, y que sirven para explicar los verdaderos hechos físicos.
Idea1.- ¿Quieres decir que son objetos mentales, carentes de carne y hueso, inventados por el genio de los científicos?
Idea2.- Tal vez.
Idea1.- Pero mujer, piensa en lo que piensas. Si las leyes o las fuerzas fueran esos extraños objetos mentales que dices, ¿no serían tan subjetivas y cambiantes como lo son nuestros pensamientos?
Idea2.- Bueno, pero lo que da valor objetivo a las cosas científicas son los hechos, la demostración experimental: porque todo lo que vemos ocurre como las leyes dicen es por lo que dotamos de autoridad y objetividad a las leyes.
Idea1.- ¿Quieres decir entonces que la objetividad y fortaleza de la ciencia se funda en lo que vemos?
Idea2.- ¿Es que tu no lo ves así?
Idea1.- Me cuesta trabajo creer que algo tan objetivo y firme como parece ser la ciencia tenga que depender de algo tan subjetivo y variable como la visión. Pero respóndeme a otra cosa: ¿crees que hace diez mil veces diez mil años el sol giraba tal como ahora, según las leyes astronómicas, y que dos partículas de polvo más otras dos eran, como lo son ahora y siempre, cuatro partículas?
Idea2.- ¡Claro!
Idea1.- ¿Y mantendrás aún que las leyes y los números y sus operaciones son un invento del genio de los científicos?
Idea2.- No puede ser, tienes razón, puesto que tales leyes regían el mundo mucho antes de que tales científicos nacieran.
Idea1.- ¿Qué diremos, entonces, que estudian las ciencias, dado que hemos comprobado que sus números, leyes, fuerzas, espacios o fotosíntesis no son ni objetos o hechos físicos, ni tampoco un milagroso producto de la mente, sea lo que sea lo que entienda el científico por “mente”?
Idea2.- ¿Ni siquiera los hechos son hechos de carne y hueso?
Idea1.- Ni siquiera: un hecho ha de ser uno, no divisible como es la carne, y ha de ser el mismo que si mismo, de forma bastante más perdurable que un hueso, cuyas infinitésimas partes no dejan de cambiar y envejecer, dejando constantemente de ser lo que son.
Idea2.- ¿De qué se ocupa entonces un científico?
Idea1.- ¿De qué va a ser? De la realidad, es decir, de nosotras, las ideas.
Idea2.- Pero ellos no dicen eso.
Idea1.- Ellos tienen ciertas ideas que les impiden conocernos con claridad a todas nosotras. Tienen la idea de que los hechos no son ideas, o la idea de que las ideas nacen de la tierra, como las aceitunas brotan del olivo.
Idea2.- Pero no tienen ni idea, verdad.
Idea1.- Bueno, hacen su trabajo. ¿Pretenderás que un buen carretero necesite para serlo saber mucho de las leyes de la dinámica, o que un buen pescador tenga que saber ni mucho ni poco de la evolución de las especies? Pues tampoco un buen físico o un buen biólogo necesitan, para serlo, del conocimiento de las leyes de la realidad.
Idea2. Esas que interesan a los filósofos.
Ideas1. Esas que interesan a todo el que, con razón, sospecha que vive en una…caverna.

8 comentarios:

  1. La conclusión que yo saco de todo esto es que todo lo que vemos, pensamos, sentimos, vivimos... es todo mentira, que nuestra vida es una mentira y que nada ni nadie existe. Es todo muy lioso!!!!!

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    1. Bueno. Si todo es mentira, las mentiras al menos sí que existen, ¿no? Y además esto sería verdad, por lo que no todo sería mentira... De todos modos, Platón no afirma jamás que todo es mentira o que nada existe. Las ideas son ciertas y existen. Y lo que vemos (lo físico), y el mundo de nuestros pensamientos, emociones, etc. (lo psíquico), también existe, aunque su existencia es dependiente de la de las ideas (tal como la existencia de las sombras es dependiente de la existencia de los cuerpos y la luz). Hablaremos de esto en estos días.

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  2. Lo que sacamos de esto es el mundo está compuesto de ideas que siempre han estado escondidas allí y que nosotros hemos descubierto, o más bien los intelectuales. Al menos eso creo yo.

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    1. Muy bien, Daniel. Esa es una de las ideas que se pueden descubrir en el texto.

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  3. Yo creo que, como dice Fernando, todo es mentira, menos el mero hecho de que todo es mentira. Vivimos en un mundo totalmente desconocido.

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    1. Lo primero es claramente contradictorio. Si todo es mentira menos que todo es mentira, esto también es verdad, luego tendrías que añadir que todo es mentira menos que todo sea mentira menos que esto sea verdad, y así hasta que no quede ni una mentira. Y aunque tienes razón en que desconocemos muchas cosas, también conocemos muchas (de hecho, tu hablas de que "vivimos", y de que "vivimos en un mundo", y de que este es "desconocido".. ¡Buf, sabes un montón de cosas ya!)...

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  4. Pienso que esto es mentira.No del todo que sea mentira,si no que son cosas desconocidas que con el tiempo hemos descubierto.

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