martes, 13 de octubre de 2015

¡Todo es agua!... Gran entrevista con Tales de Mileto.


Tales de Mileto (Mileto, s.VII a.C) es considerado el primer filósofo de la historia occidental. Viajero incansable, ingeniero, matemático y astrónomo, es mundialmente famoso por sus opiniones acerca del origen del mundo. Lo entrevistamos en la Clínica Hipócrates, en donde se halla convaleciente tras haber caído a un pozo.





Periodista.- Señor Tales ¿Qué tal se encuentra?
Tales de Mileto.- Mejor, gracias, me acaba de bañar una enfermera tracia muy alegre y eso me ha levantado el ánimo. Resulta que anteayer iba distraído observando el cielo y me hice daño al caer a un pozo, parece que tenía muy poca agua…
P.- ¿Poca? Qué curioso. Pues se dice por ahí que usted afirma que todo es agua.
T.-  Bueno, más bien, que el principio de todo es agua. Y sí, eso digo. Pero no solo yo. Muchos otros sabios antiguos opinaban lo mismo, si bien lo contaban a través de mitos.
P.- Pero maestro, ¿por qué agua? Vuestra tabla periódica contiene muchos otros elementos: la tierra, el agua, el fuego… ¿Qué tiene de especial el agua?
T.- ¿No ha observado usted como cambia de forma, o como se vuelve sólida al enfriarse o aérea al calentarse? Es razonable pensar que todo lo que vemos sea una transformación a partir del agua.
P.- Su futuro discípulo Anaxímenes dirá que más bien es el aire el que al condensarse o volverse menos denso da lugar a todas las cosas y seres.
T.- Mmm… Interesante. No conocía esa teoría.
P.- Y otro milesio como usted, Anaximandro de Mileto, afirma que el principio es más bien algo…¿Cómo decirlo?...Algo totalmente sin forma, sin límite alguno… “Lo indefinido”, así lo define él.
T.- ¿Algo sin forma ni límite? ¿Y qué puede ser eso?
P.- Él dice que en el origen ha de existir algo que no sea ninguna cosa concreta, para así poder ser el origen de todas.
T.- Ya. Aunque me temo que algo tan poco definido se parece mucho a nada. Y todo el mundo sabe que de la nada no puede originarse nada. Ese argumento hace aguas, ja, ja...
P.- Hablando de eso mismo, maestro, ¿cómo explica usted que de esa agua originaria salgan “a flote” todas las cosas que vemos?
T.- Ya he dicho que el agua, siempre en movimiento, adopta ora unas formas, ora sus contrarias, una veces da lugar a las secas piedras, y otras a las húmedas nubes, y así con todo lo demás según la vieja ley del Justo Equilibrio Cósmico.
P.- Pero maestro, los alumnos de filosofía del futuro se preguntaran una y mil veces cómo de una sola y misma cosa surgen tantas y tan diferentes.
T.- ¡Por Poseidón, dios de los mares! Pues de la misma forma que del purito caos surge el cosmos con sus árboles, animales, hombres, estrellas… ¿Es que no cree usted en los mitos?
P.- A veces, cuando no tengo ganas de pensar.
T.- Pues piense bien en lo que pregunta.
P.- Se lo pregunto de otro modo: si todo es en el origen agua (o aire o lo que sea), ¿cómo es que de esa única cosa brotan tantas cosas distintas, como árboles, gatos, filósofos, etc.? Del agua solo puede brotar agua, ¿no?
T.- Es usted demasiado joven e inflexible, amigo. La lógica ha de explicar lo que experimentamos, no suprimirlo. Y es una experiencia común que de lo uno surge lo múltiple y variopinto. Piense en cómo de su única cabeza surgen tantos y tan diferentes pensamientos.
P.- Pero Sr. Tales, si todo fuese agua, o aire, como dirá su colega Anaxímenes, que unas veces se condensa y otras no, tendría que haber otra cosa distinta del agua, o del aire, para apretujar o separar sus partes, ¿no es así?
T.- Tu razonamiento es correcto, aunque solo eso. Prosigue.
P.- Digamos que el agua, o el aire, pudieran dividirse en mil cosas diferentes. ¿No tendría que existir algún otro elemento, distinto del agua o el aire, que los dividiera? La razón nos dice que lo que es uno no puede dividirse (ni multiplicarse) por si mismo sin dar lugar a otra cosa que a si mismo otra vez.
T.- Veo que te gustan las matemáticas tanto como a mí.
P.- Quiero decir que si todo es, digamos, mantequilla, y no tenemos para separar sus trozos más que cuchillos hechos también de mantequilla… ¿Lograremos alguna vez dividirla en partes?
T.- Ja, ja, ja. ¡Todo mantequilla! Es, al menos, una doctrina muy apetitosa.
P.- Por otra parte, maestro, si el agua que usted dice está en movimiento, ¿qué la mueve? ¿Es también agua lo que mueve al agua? Y esa Ley del Equilibrio Cósmico que gobierna los cambios del agua, ¿también es agua? ¿Son las leyes del cambio tan acuosas y cambiantes como el agua misma?...
T.- Querido, tus razonamientos son demasiado puros. Y por tanto, simples. Piensa que el agua de la que hablo tiene, como todo, un alma que la mueve y gobierna armoniosamente.
P.- O sea. Que todo es agua, pero el agua tiene un alma o fuerza (acuática, hemos de suponer) que, además, obedece un Principio de Armonía no menos húmedo… Maestro, esto me parece un poco… yo diría… ¿irracional?
T.- ¡Divino, querrás decir! El agua es dios, y como tal es materia, pero también fuerza, y ley.
P.- ¿El agua es un dios? Eso no lo entiendo. Provengo de una época en que la ciencia, que se dice heredera de ustedes los filósofos, ha fulminado a todos los dioses.
T.- ¿Estás seguro? Mis futuros colegas, los físicos de tu época, dicen lo mismo que yo, que todo es una sola cosa, energía  le llaman ellos, y que la energía se transforma en otras cosas según fuerzas y leyes que son también energía. Poco costaría añadir que esa energía misteriosa es tan divina como mi principio acuoso.
P.- Pues ambas cosas me parecen incomprensibles.
T.- Muchacho, todavía has de aprender a navegar en el agua turbulenta de la filosofía. Mira, ayúdame a incorporarme y sigamos esta conversación en los baños. Tal vez dejándonos penetrar por ella, podamos penetrar nosotros también en los misterios del agua.
P.- Sea. Aún tengo mucha sed de conocimientos.




¿Qué es lo que más te convence y lo que menos te convence de la teoría de Tales?
¿Qué pregunta le hubieras hecho tú?

Aquí tenéis la presentación de clase:



Aquí una estupenda entrada, también sobre Tales, de nuestro vecino y amigo de blog.


4 comentarios:

  1. Una de las cosas que menos me ha convencido es su afán por reducir todo todo a agua, tanto como lo material como lo que suponemos abstracto. Creo que el argumento de que no podemos cortar mantequilla con cuchillos de mantequilla refleja muy bien las lagunas de esta "hidrofilosofia" precursora de la ciencia de la energía que hoy día es aceptada. Me convence sin embargo tratar de unificar lo material a un único, pues creo que es muy acertado y concordante con la realidad que creemos percibir pero, como ya he dicho, en lo material. Decir que todo es agua u energía me parece muy ambiguo e incompleto, ya que desde mi punto de vista dualista no todo es materia o todo son "teorías".

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    1. Muy bien, Francisco. Cuando llegemos al dualismo, nos encargaremos de ti ;-)

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  2. Que el arkhé sea algo material es lo que menos me cuadra en todas estas teorías, porque en las clases anteriores llegamos a la "conclusión" de que tiene que haber algo no material, las leyes o las teorías por ejemplo.
    Creo que estas respuestas están muy lejos de la verdad, pero es sorprendente y desconcertante lo poco que han variado desde la primera que se encontró por Tales a la que dan actualmente los físicos (la energía). Esto da que pensar sobre si realmente tiene que haber un arkhé, si todas las cosas tienen que tener algo en común, o simplemente surgieron diferentes de la nada (que ese es otro tema...).

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    1. Buena reflexión, Mario. ¿Tendría que haber una "arkhé"? ¿Podrían las cosas ser "algo" sin tener algo en común consigo mismas y con las demás (o sin tener algo que, en ellas, resistiera el paso del tiempo)? ¿Podría ser las cosas diferentes unas de otras sin ser antes algo en sí mismas (o sin ser todas ellas "cosas" y "diferentes")? ¿Podría surgir algo de la nada?...

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