jueves, 15 de septiembre de 2016

La primera clase de la historia de la filosofía

Todos los años me pregunto por qué quiero yo dar un curso de filosofía (o, en este caso, de historia de la filosofía). Y también me pregunto por qué habéis de quererlo vosotros (si la filosofía fuera solo una cuestión mía o de unos pocos, como la numismática o el rugby, no valdría mucho, ¿no?).

Pensad un momento y decidme por qué acudís al instituto, o a cualquier otro lugar que os guste más (es decir, cualquiera). Por qué preferís vivir como vivís, dejándoos llevar o decidiendo hacer esto o aquello. O, sencillamente, por qué vivís, para qué... Me apuesto mi sueldo de todo el curso a que la respuesta es esta: todo lo que hacéis (o dejáis de hacer) es... por algo que tenéis en la cabeza, es decir: por ideas. Seamos o no conscientes de ellas. Sean vuestras o de otros. Sean buenas o malas. Todo (nuestros sentimientos, nuestros deseos, nuestra visión de las cosas y de nosotros mismos) depende de ideas. Hasta respirar lo hacemos (mecánicamente) porque pensamos que mola vivir; en otro caso nos pondríamos la soga al cuello y dejaríamos de hacerlo...
Fotografía de Chema Madoz

Pues bien, la filosofía no es más que el deseo de ser el dueño de tus ideas, es decir, de tu propia vida. Quien es consciente de las ideas que mueven su vida, puede mejorarlas y, así, mejorar también su vida. ¿Y esto como lo hace? Fácil (¿fácil?): a través de la reflexión. ¿De la qué? La reflexión es obtener un reflejo de las ideas que tenemos en el coco. Es pensar en lo que pensamos. Y eso se hace de dos formas: el monólogo (me flexiono y me pienso hacia dentro), y el diálogo (que es el arte de flexionarme hacia fuera, y de hacerme flexible para con las ideas de los demás, intentando comprenderlas --poniendo entre paréntesis las mías--, valorándolas y alimentándome con ellas para, así, no ser un "idiota" --"idiota" significa en griego algo así como el que se cree autosuficiente--).

El idiota es el que cree que sus ideas son "las ideas" (es decir, el que se cree sabio). Pero esto es falso. Ni nuestras ideas son nuestras (las hemos recibido de otros), ni son más que verdades a medias (y eso en el mejor de los casos). Así que, para que sean grandes y hermosas (y nosotros con ellas) tenemos que verlas y buscarlas como piezas de un enorme puzzle del que participamos todos, y hacer que se miren y se oigan en el espejo y el eco de los demás. Por eso es tan importante el diálogo, la comunicación, el amor, es decir, el deseo de comprender a los otros (de comprender sus ideas). Comprender a los demás es como abrazarlos en la parte que no se ve ni se toca, en la más íntima, allí donde están de verdad y de donde proviene toda su vida, en la parte de sus ideas.



¿Y a quién preferimos amar, al que más ideas tiene para comprender o al que menos? Parece obvio que al primero (¿Para qué amar a alguien tan tonto o más que nosotros?)... ¡Y eso vamos a hacer aquí! Tener amores con los filósofos, con esos que más se han aventurado en la jungla de las ideas y más pueden darnos a comprender. Los invocaremos uno a uno, y frotaremos nuestras ideas con las suyas hasta quedarnos preñados de... ¡de nosotros mismos! Porque, en el fondo, las ideas de esos filósofos son...  nosotros, nuestra misma raíz (aunque no lo tengamos muy claro): conocer la historia del pensamiento es conocer la forma con que hemos llegado a ver, sentir, desear y pensar tal como lo hacemos ahora. Y también abrirse a la posibilidad de cambiarla y, así, de cambiar el mundo...

...A veces la historia de la filosofía me parece como la historia de una única mente que fuera dialogando consigo misma, pensándose siglo a siglo, a través de cada uno de los grandes filósofos. Y así hasta conocerse del todo, hasta hacerse totalmente transparente, toda luz sin sombra. Tal vez nosotros somos parte de ese proceso, y tal vez esa mente, ahora, piense y hable a través de nosotros. Tal vez.


Bienvenidos de nuevo a este curso de amor y filosofía (si es que no son lo mismo).  

5 comentarios:

  1. Ahora comprendo un poco más porque sacaste el amor como visión filosófica, aunque no comparto tu punto de vista totalmente. Esperemos que este sea un buen año y consigas hacerlo interesante...

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  2. Discrepo. No comparto la idea de que preferimos amar a la persona que mas ideas tiene, pienso que también puedes enamorarte de alguien con menos ideas que tú por la simple razón de que puedes hacer que esa persona pueda aprender de ti. Y mientras tanto enamorarte,en ese camino hacia la sabiduría del otro individuo en el que a la vez tú también aprendes de ello. Yo sinceramente si me enamorase de un tonto, me sentiría superior y a la vez buena persona por enseñarle a razonar.

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  3. Hola!soy pepe:
    Somos prisioneros de los medios de comunicación, pues nuestra realidad depende de lo que estos nos dicen y nos quedamos sólo con lo que nos enseñan. Como consecuencia no vemos nuestra verdadera realidad, el mundo que nos rodea.(show de truman y el mito de la caverna)

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    1. Buena reflexión, Pepe. Pero tu blog es más bien este: http://filosofiacavernicolas4eso.blogspot.com.es/
      Aunque, por supuesto, puedes venirte aquí también tanto como quieras.

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  4. Yo pienso que la filosofía es una asignatura como otra cualquiera.
    Y cada uno tiene sus ideas si . hasta ahi de acuerdo.
    Luego lo del amor lo que comentamos en clase yo sigo pensando que la persona que se encuentre ha nuestro lado la buscamos diferente ha nosotros mismos.

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