miércoles, 25 de enero de 2017

Instrucciones platónicas para ser bueno y feliz

1. Conócete y sé tú mismo. Nadie puede ser bueno ni feliz intentando ser lo que no es. Busca y cultiva tu propia identidad. Vive de acuerdo con lo que eres.

2. Sé tú mismo lo mejor o más virtuosamente posible. Nadie puede ser bueno ni feliz siendo menos de lo que puede ser. Busca ser un ser humano virtuoso del mismo modo que un músico busca ser un músico virtuoso, o un zapatero busca ser un zapatero virtuoso: haciendo lo que eres y te define (como ser humano) con la mayor competencia con la que seas capaz.


3. Vive de acuerdo a la razón. Piensa en lo que eres y te darás cuenta que “estás” en el alma, no en el cuerpo. Y que, en el alma, estás en ese “tú” que piensa y razona. Eres un ser racional, así que compórtate como tal.

4. Ama la sabiduría sobre todas las cosas. El amor te hace uno con lo que amas. El que ama la sabiduría y descubre la Unidad y Perfección de todas las cosas, se hace Uno con la Realidad, y también uno y bueno consigo mismo y con todos los demás.


La virtud o excelencia del alma racional es la sabiduría. Solo el que sabe qué es bueno, puede ser bueno. No hagas caso de los sofistas que dicen que es imposible saberlo (acuérdate de cómo se engañan y contradicen…). La ética es una ciencia.

5. Convierte tu sabiduría en valor. Que la fuerza y el valor de tu voluntad no radique en el deseo de reconocimiento o riqueza, ni en el miedo al castigo, sino en la razón de lo que has de realizar. Comprender es querer.

La virtud o excelencia del alma irascible (la voluntad) es el valor que nace de comprender racionalmente lo necesario que es afrontar o hacer lo que has de hacer.


6. Modera tus pasiones. Reduce tus necesidades y prefiere aquellas pasiones y placeres cuya ausencia o exceso no suponga dolor. Serás más feliz si tus placeres son la música o la amistad, en lugar de la embriaguez de alguna droga o la pasión por algún cuerpo.


La virtud o excelencia del alma concupiscible (la pasión) es la moderación o templanza, que provienen de la comprensión del dolor que va asociado a todo placer o pasión inmoderada, y del valor de la voluntad (movida por la razón) para rechazarlos.

7. Cultiva la armonía en el alma. Como si tu alma fuera un maravilloso instrumento musical en el que la razón fuera la nota dominante y el resto de las cuerdas (la voluntad, la pasión...) se armonizaran con ella formando un sublime acorde.

O como si tu alma fuera un carro conducido por caballos distintos (la voluntad, la pasión...), pero con un auriga experto que supiera mantenerlo equilibrado y bello en su carrera al cielo. La armonía o justicia en el alma es la mayor virtud y felicidad a la que podemos aspirar los seres humanos.

8. No juzgues con severidad a los cobardes o inmoderados, ni en general a los “malos” o “injustos”. Recuerda que su injusticia es fruto de ignorancia, y que ninguno de ellos actúa con maldad, sino con una bondad mal concebida. En lugar de castigarles, enséñales.

En aquellos en que predomina el alma irascible, la voluntad se entrega, por falta de entendimiento, a la fuerza sin motivo, la conquista y la ambición de honores y riquezas. Todavía es peor el caso de aquellos, aún más ignorantes, en que predomina el alma concupiscible: el vida de estos desdichados es arrastrada por la pasión hacia el consumo constante de placeres cada vez más costosos y alienantes...



2 comentarios:

  1. Cristina Pacomio Molina29 de enero de 2017, 12:03

    Parto de que los seres humanos somos seres insatisfechos, que nuca vemos fin, siempre queremos algo más. Considero que podemos ser felices, pero no llegamos a la plenitud máxima, pues a medida que vamos superando nuestras metas o sueños, vamos queriendo más y más….
    Creo que todos tenemos un don, algo especial que nos diferencia del resto de seres. Sin embargo para conseguir la felicidad, debemos de desarrollar ese don, tenemos que sacar lo mejor de nosotros mismos y para eso debemos de conocernos. Lo primero es saber quiénes somos, y que es eso especial que tenemos; así podremos cultivar ese “diamante “e irlo puliendo y cambiarlo para conseguir lo que queramos ser y sacar lo mejor versión de nosotros mismos. ¿Y qué es lo que queremos ser? Hay algunos que yo creo que ni lo saben , por eso les costará más encauzarse en el camino hacia la felicidad ; sin embargo hay muchos que si saben lo que quieren ser , estos irán siendo cada vez más felices, pues irán consiguiendo poco a poco aquello que quieren ser , aunque tengan que superar ciertos “retos “ que les ponga la vida .
    Sin embargo, todos coincidiremos en una cosa, y es que nunca llegaremos a la felicidad plena en este mundo, al igual que tampoco conseguiremos la perfección aquí.

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    1. Muy buena reflexión, Cristina. Aunque eso del "don" parece un poco misterioso, ¿no?

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