jueves, 2 de mayo de 2013

¿Quién es el superhombre nietzscheano?


Paradójicamente, y aun toda su crítica a la moral, el “superhombre” representa un modelo moral, el de una moral amoral, o una “moral sin moralina”, dice Nietzsche, pero una moral al fin y al cabo.

El superhombre es, en general, aquél que encarna en sí la “voluntad de poder”. La voluntad de poder es, para Nietzsche, la fuerza ciega, irracional y creadora con que la Realidad y la Vida se afirman una y otra vez (en un “eterno retorno”) a sí mismas. En este sentido, el superhombre es el hombre real, el hombre que realmente vive, el perfecto “vitalista”. ¿Y en qué consiste esto? Podríamos atrevernos a resumirlo con estas tres notas: el valor para invertir todos los valores, el poder para expresar creativamente su poder en el mundo, y el amor incondicional a la vida (el amor al amor mismo).

En primer lugar, el superhombre es aquel que se rige por una moral afirmadora de la vida (una “moral de señores”), negando e invirtiendo todos los valores de la moral tradicional. Para esto ha de tener la fuerza sobrehumana necesaria para situarse por encima de esa moral tradicional (oponiéndose a todos) y vivir de acuerdo con los "auténticos valores": la aceptación de la vida sin reservas (con su dosis de dolor e incertidumbre), la búsqueda del placer, la lucha, el egoísmo… El superhombre tiene la fortaleza para sobrellevar la entera y cruel verdad sobre la vida y el mundo…

En segundo lugar, el superhombre es aquel capaz de crear sus propios valores y su propio mundo, tal como hace un artista genuino o un dios creador, plasmando su voluntad en la realidad, haciendo de su poder ley, y de su fuerza verdad. 
El superhombre no explica ni justifica, hace y domina. Para esto ha de poseer una energía sobrehumana, la máxima libertad de espíritu, y una cualidad individual superior (el superhombre es el supremo individualista, un creador solitario, que afirma constantemente su diferencia)…

En tercer lugar, y a modo de resumen, la característica esencial del superhombre es su amor ciego e incondicional a la vida. El superhombre abandona toda fe, todo deseo de certeza y seguridad, se acostumbra a la cuerda floja de todas las posibilidades. Su sí a la vida es absoluto, sin elección ni renuncia, lo quiere todo, también el error, y el dolor. Su amor es el de la temeridad inconsciente de un niño que juega con la vida sin ningún temor, y que la ama sin distancia, sin pensar en ella...


Y ahora. ¿No os gustaría ser como superhombres? 


6 comentarios:

  1. victor, estoy sacando las conclusiones de la relaviones de nietzche. Me podrias decir si voy bien encaminada?
    En cuanto a las diferencias, centrándonos en Platón, cabría destacar las siguientes:

    Si Platón duplica el mundo, negando que en el mundo material se pueda encontrar la verdad, Nietzsche niega cualquier tipo de duplicación, y afirma a través de la metáfora del eterno retorno que el mundo material es el único existente.
    También en el terreno del conocimiento son radicalmente distintos: para Platón los sentidos son un lastre que puede perjudicar el progreso de la razón, auténtica fuente del conocimiento verdadero. Para Nietzsche es precisamente al revés: la razón puede terminar pervirtiendo a los sentidos y la intuición, auténticos caminos para acceder a la verdad.
    Finalmente, se podría establecer una diferencia importante en antropología: el hombre platónico es cuerpo y alma, y la vida consiste en una purificación de esta última, que, en la medida de lo posible, ha de irse liberando del cuerpo. Para Nietzsche la palabra alma carece de sentido. El hombre es cuerpo y materia, y debe asumir la finitud de la vida como un hecho natural del que nadie puede escapar.
    tambien lo he relacionado con mark:
    Marx no era filosofo sino economista. Por tanto no son comparables de ninguna forma.

    ¿Diferencias? yo diria que todo su pensamiento es diferente. Por ejmplo digamos que Marx creia en un gobierno justo, gobernado por intelectuales elegidos por la sociedad, o impuestos por personajes superiores de la misma. Marx no creai en el individualismo, al contrario, en su pensamiento todo individuo es sacrificable en pro de un gobierno "superior".

    Para Nietzsche, por el contrario, toda forma de gobierno vale menos que un "cacahuate", para él lo primordial es el individuo y sus necesidades individuales. El no cree en la sociedad ni en el sacrificio social, el valora y apoya la soledad mucho antes que el grupo. Para él los grupos sociales son ovejas que caminan rumbo al matadero sin objecion alguna.

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  2. Paulibiri.
    Muy bien las diferencias entre Platón y Nietzsche. Aunque recuerda que, dado el tema del texto de Nietzsche, te conviene centrarte en las de tipo metafísico (teoría de la realidad). Por otra parte, recuerda que en la cuarta pregunta no se trata directamente de las diferencias, sino de lo que dicen otros filósofos distintos al autor del texto con respecto al tema del texto. ¡Por favor, no olvidéis el texto ni en la primera ni en la cuarta pregunta!
    En cuanto a Marx, también bien, aunque eso que dices de Marx de que era economista y no filósofo solo es cierto en parte (tenía algo de filósofo) y, en todo caso, eso no lo invalida para compararlo con Nietzsche. También ten en cuenta que Marx no hubiera aceptado, al menos en principio, un gobierno de intelectuales, como dices, al estilo de Platón (sino una dictadura del proletariado).
    Sobre todo esto te recomiendo que leas la última parte de la guía de lectura, en la que se os sugieren distintos filósofos para utilizar en la cuarta pregunta.
    Ánimo!!

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  3. Los parecidos entre Hume y Nietzsche son los siguientes:

    Ambos comparten una visión fenomenista de la realidad. Así, todo queda reducido a puro fenómenos y apariencia, y carece de sentido pretender ir más allá de la percepción inmediata.
    Igualmente, ambos autores estarían de acuerdo con la crítica a la razón: para Nietzsche es la responsable de la traición a la voluntad, y para Hume produce un conocimiento falso, engañoso, que cubre con conceptos inexistentes una realidad que no puede comprender.
    Como una consecuencia de los dos parecidos anteriores, tanto Hume como Nietzsche cocincidírían en criticar las ideas abstractas: ya no sólo la sustancia (inxistente para ambos) sino el resto de conceptos filosóficos estarían vacíos de significado.
    esta estaría bien? aunque deberia centrarme en la diferencia

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  4. Muy bien la comparación con Hume. No tienes por qué centrarte en la diferencia. La pregunta 4 te pide que expliques lo que dicen otros filósofos sobre el tema del texto. Dado que el tema del texto es la concepción de la realidad, la falsedad de los conceptos metafísicos, etc., está muy bien que expongas lo que piensa Hume al respecto.
    Tan solo una objeción. La exposición que haces de Hume es demasiado breve y sintética. En caso de usarla en el examen estaría bien ampliarla un poco, y explicarla un poco más.

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  5. me estoy volviendo loca con las relacioness!! he intentado otra..
    Ámbito metafísico: Para Nietzsche se trata de un mundo material, sensible,
    caótico e imperfecto. Esta realidad es un continuo fluir, solo el devenir tiene
    auténtica realidad. Y no hay más mundo que este. Es una lucha de fuerzas que
    quieren expresar su poder.
    Sin embargo, Platón, se refiere a un mundo ideal, eterno, inteligible, inmutable
    y perfecto: el Mundo de las Ideas, organizado jerárquicamente, con la Idea de
    Bien en la cúspide. Este mundo es eterno y en él no hay devenir ni cambio.
    Además de este mundo existe el Mundo Sensible, que no es más que una copia
    imperfecta del Mundo Inteligible.
    Lo particular y concreto es lo único que existe para Nietzsche; Platón, por el
    contrario, piensa que una Idea, cuanto más general es, más verdadera es.
    Lo que para Platón es lo auténticamente real, las Ideas, ya que lo corpóreo
    tiene la realidad prestada, porque imita y participa de las Ideas, para Nietzsche
    no se trata más que de “fantasmas” creados por la razón.

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    1. Muy bien, Paulibiri, no estás ni más ni menos loca que antes; si acaso menos, porque estás haciendo muy buenas relaciones entre filósofos (y, además, bien escritas). ¡A seguir así!

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